sábado, 4 de junio de 2011



Sushi Global (2009)

Documental que denuncia el agotamiento de las reservas marinas debido a la globalización de la comida japonesa, a la pesca de arrastre y a la contaminación del agua por efecto de la piscicultura.

El atún rojo ha sido catalogado en peligro crítico de extinción debido a su sobrepesca para surtir los restaurantes de Sushi, una moda gastronómica que ya comienza a pasarle factura a los océanos.

Se han impuesto límites al número de capturas de especies amenazadas, pero una serie de prácticas como el transbordo de pescados de un barco a otro en alta mar o la pesca ilegal permiten esquivar los controles en los puertos. En otro escenario posible, una vez las flotas superan las cuotas establecidas, si echan las redes y capturan especies amenazadas las devuelven muertas al mar. Así no se dirá en tierra que han infringido las normas. La lógica del beneficio que ánima a las empresas se ha revelado incompatible con el respeto del medio ambiente. El mismo derroche de recursos ocurre en los restaurantes de sushi, donde los pescados que ya no están frescos se tiran a la basura.

La sobreexplotación de los caladeros empuja a los barcos cada vez más lejos de las costas. Y ya agotadas las reservas de muchos países desarrollados, sus flotas se instalan en las aguas de los países pobres, compitiendo con los pescadores artesanales y la demanda local de alimentos.

Como ya escasean algunas especies comerciales, los barcos han optado por capturar peces de profundidad con ojos saltones y formas extrañas, pequeños monstruos que no resultan atractivos en la mesa de los restaurante, pero que pueden utilizarse en la elaboración de productos procesados. Entre los peces de los fondos, hay algunos amenazados porque el ritmo de explotación supera sus ciclos reproductivos. Es el caso del mero, un pez de crecimiento lento y hábitos solitarios, que no alcanza la madurez sexual sino hasta los seis años.

Los empresarios de la piscicultura se promocionan como la solución a la sobrepesca. Sin embargo, olvidan mencionar que para alimentar a los peces en cautiverio se capturan otras especies en alta mar, aumentando así el problema. Por otro lado, la alta concentración de peces enjaulados agota el oxígeno. Los excrementos y los restos de comida contaminan el agua y cambian la composición de los fondos marinos. En estas condiciones de hacinamiento, se requieren grandes cantidades de antibióticos para combatir las enfermedades. La contaminación causada por la piscicultura del salmón se ha documentado en Chile, donde opera la multinacional noruega Marine Harvest.

La laxitud de las leyes medioambientales convierte a los países de África y Latinoamérica en un paraíso para las multinacionales pesqueras y de la piscicultura. Las autoridades locales no se preocupan por el medio ambiente ni por los efectos sociales, y mucho menos por el abuso de los antibióticos en las jaulas de engorde.

Frente a todos estos problemas, urge la implantación de controles mas estrictos, la creación de reservas marinas, la prohibición de la pesca de arrastre y de especies en peligro. Hace falta, igualmente, un mayor compromiso de los consumidores y de los dueños de los restaurantes.

Links
1. Estudio de la reproducción del mero en las Islas Baleares.
2. Notas sobre la reproducción del mero en el Golfo de México (pdf)
3. Conjunto de entradas de este blog sobre la pesca.

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